Cuando todo pasa, TODO pasa. No hay muchas vueltas. Buenas noticias, crisis y demencias varias. Enfermarme me da perpectiva de lo fragiles que son nuestros cuerpos. Por otro lado, mis amigas, las recientemente separadas, vienen a decirme como tengo que encarar flacos y que tengo que hacerlo. No se si reirme o llorar. No sabia que mi cuerpo no lo gestionaba yo.
En otro orden de cosas, diciembre es el mes de cierres y compromisos sociales por mandato, familia, calor y depre en ese orden. El stress de viajes y organizacion terminan con lo poco de cordura que tengo. Como todos los años, viajo a mi ciudad natal. Este ritual es la piedra fundamental en la cual mis padres y yo establecemos que cumplo con los deberes familiares. Parte de cerrar el año es estar un tiempo determinado para validar mis deciciones a futuro. Parece un monton y es un monton.
Y como no podia ser de otra manera, mis crisis laborales se parecen mucho a mis crisis amorosas. Sin embargo, si no se lo que quiero se pone mucho mas dificil la cosa. Solo voy a decir que a la hora de decidir quiero el rechazo mas que la aceptacion. Sobre todo si me piden que me esfuerce, parece que hacer el minimo esfuerzo me cuesta, no se si es por pesimismo, por desidia o simplemente que me da igual. Tal vez sea hora de cambiar de psico o dejarla definitivamente. Mi hermana dice que a la minima yo huyo de todo, y no se equivoca. Quiero huir pero no puedo despegarme de mi propia piel.